Esto es el ensayo de una obra que
ya he representado. Una obra donde ambos somos los protagonistas. Una obra
sobre las relaciones personales. Una historia donde yo entrego el alma. Pero ya
sé cómo acaba, tú te vas y yo me quedo jodida.
Jodida porque a pesar de saber
cómo terminará la historia, me sigo haciendo ilusiones. Ilusiones alentadas por tus
palabras y acciones. Tú, tan amante de la verdad, sólo dijiste falacias. Te
aprendiste un papel que muy bien supiste interpretar. Me hiciste creer que,
quizás, esta vez podía ser distinto. Que permanecerías para siempre en mi vida
pero todo indica, que al terminar nuestro tiempo, tú seguirás tu camino.
Tantas palabras para hablar de
nuestro futuro, de cómo sería todo cuando esta etapa terminase, y, cuando todo
está preparado para empezar esta nueva etapa, empiezas a plantear un futuro en
el que ya no hay “nosotros”.
Como un personaje de una obra de
teatro estoy destinada a repetir siempre la misma historia. Destinada a
relaciones fugaces que no permanecen en mi vida. Distintos actores pero siempre
el mismo guion.
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