sábado, 31 de enero de 2009

Para una persona especial.

LUZ DE AMISTAD


Tras mucho pensar en el asunto
Me he dado cuenta, que en un
Primer momento, no todo en
Nuestra relación fueron rosas.
Como un rayo de sol de madrugada
Que molesta al despertar, así fue nuestro
comienzo, así empezó nuestra amistad.
Fue todo muy extraño, apenas te conocía
Y sin saber por qué, quería ser tu amiga.
Fueron días difíciles para las dos,
Tú con tus problemas, yo con mi sin razón.
Pero ahora todo ha cambiado,
Con el paso del tiempo conseguimos
Dejar el mundo atrás y poder reir juntas
Como en nuestro destino escrito está.
Aunque el tiempo no haya separado,
Aunque ya no estés junto a mi
Te sigo teniendo siempre presente
Porque a tu lado siempre fui feliz.
Eres mi fuerza, mi escudo. Eres el rayo de luz
Que ilumina mis días tristes. Eres la estrella
que siempre brilla en las noches más oscuras
para que no me pierda en un mar de dudas.
Recuerdo cada instante, imágenes de momentos
En los que sentimos, en los que vivimos.
Nunca olvidare mi vida junto a ti, fuiste mi consejera,
Mi mejor elección, mi compañera.
En la soledad de mi habitación, recuerdo
Las largas noches que pasamos en Melilla,
A nosotras en granada con Marina,
pero sobre todo agradezco el tenerte de amiga.










A TRAVÉS DE LA DISTANCIA



En el silencio de mi habitación, escucho
El leve murmullo del ordenador y
en su pantalla una luz que parpadea.
En ese momento asoma a mi cara
Una dulce sonrisa, llena de recuerdos
Llena de penas y alegrías.
Veo tu nombre parpadear en naranja
Y en ese instante me embarco en un
Largo pero apacible viaje.
Me transporto a un mundo conocido,
A un tiempo que ya he vivido.
Nos veo a las dos riendo y saltando.
Creando conspiraciones contra aquella
Que tanto nos ha ido dando.
Como un ladrón, en silencio, recuerdo
Aquellos momentos en los que casi te pierdo.
Pero tú, siempre supiste comprenderme.
Son los pequeños detalles, los que hacen
Que te aprecie, que sigua sonriendo cuando te veo,
que llore cuando te echo de menos.
Porque me lo has dado todo, porque cuando
Hablo contigo, me siento un poco mas viva.
Porque te quiero, porque nunca te olvido,
Porque me alegro de ser tu amiga.





jueves, 29 de enero de 2009

Dias de lluvia

Porque son en estos días de lluvias, días de ausencia, cuando mas recuerdas lo que echas de menos y lo que de verdad extrañas. Entonces te pones a recodar todos los momentos que juntos, en ese momento la sonrisa invade tu cara, aunque un nudo se te coge en la garganta y crees que el mundo se acaba porque no estás con ellos. Entonces te planteas que te hizo separarte de la gente que importa, cómo llegaste a la situación en la que estas. Te planteas si verdaderamente tomaste la decisión correcta. Pero nunca encuentras respuestas a esas preguntas, porque en lo único en lo que puedes pensar es en la ausencia de los seres queridos. Recuerdas todos aquellos momentos, como un recuerdo lejano, como si tu ya no formases parte de ese todo. Es en estos días de lluvia, cuando sola en tu habitación añoras a tu gente y piensas amargamente que ellos, lo más probable es que estén divirtiéndose sin ti. Y te duele. Es verdad que haces nuevas amistades y te lo puedes pasar mejor que con tus amigos, pero en cada pensamiento, en cada momento nuevo vivido, deseas que estén junto a ti. Y tras volver a casa piensas que ha sido un dia maravilloso pero que hubiese sido mejor si tu gente hubiese estado contigo viviendo lo que vives tú.


Llueve. Hoy es un día gris.
En la soledad de mi cuarto
Noto como la angustia y la
Tristeza se apoderan de mi.
Todos son recuerdos.
Risas, Música, situaciones,
películas, reconciliaciones,
caras, libros, Llantos
y un largo etcétera se anudan
en mi garganta en forma de llanto.
Sin saber cómo, las lágrimas,
resbalan por mi cara.
Llueve, mas en la calle
Nada está mojado.



miércoles, 28 de enero de 2009

Razones para la lectura


Para ser inteligente, para creerse inteligente, para sentirse inteligente. Para no estar solo, para estar solo, porque más que solo vale estar mal acompañado aunque mucho se diga que no hay libro malo. Porque hace frío ahí fuera, porque llueve sobre el corazón y gusta ver la tinta sobre los campos de nieve. Para ser entre la gente. Para fumar sin sentirse culpable, para dejar de fumar y las manos no se escapen en busca del aire de nadie.

Para tener un libro de bolsillo en el bolsillo y ocuparse de un mientras, un ya veremos y de un entretanto. Por vista, gusto, tacto, olfato y oído y para saber qué alumbra lo que tanto nos gusta.
Por ego y por apego. Para esconderse, para mostrarse, para vestirte, para desnudarte.
Porque sí, por si, porque no, para no. Para ser feliz, por no ser feliz, por infeliz. Para andar el camino, para encontrar el camino, para olvidar el camino, para construir un camino, para hacer un alto en el camino. Para no perder el tren.

Por sed, por hambre, por tierra, mar y aire. Para mirarse en el espejo, por reflejo incondicionado, para conocer quién nos habla desde el otro lado del espejo. Por ti, por mí y por ella. Porque queremos ver y que nos vean y sin embargo qué morbo da la “cita a ciegas” (el autor pone la alcoba, el editor la casa, el narrador es el que la luz apaga).

Para ver el humo que avisa donde está el fuego. Porque estar cansado tiene plumas, la avaricia comienza en el dar y porque sólo entonces soy como te quiero. Para tener la libertad que no tiene el solitario. Para pedirte perdón por el daño que me hiciste, echar sal en mis heridas e intentar saber cómo me llamo. Porque puedes estar en misa y repicando, nadar y guardar la ropa, ser Caín y el guardián de tu hermano. Porque si no se las lleva el viento, arden las palabras. Por pie quebrado y tan callado. Para conocer la voz de mi amo y para ver si de una vez alcanzo el silencio. Para ser el enfermo y el psiquiatra. Porque yo no soy como te amo.

Porque el poema es una copa de vino, y se fue, y el mañana no ha llegado. Por punto de partida y de hoja en hoja y leo porque me toca. Porque hay vida más allá del punto y aparte y es sano andar a pie de página. Porque si pierdo la memoria qué pereza. Para ni ser ciego en Granada ni nos obliguen a elegir entre la pena y la nada. Para jugar con fuego y no salir quemado. Porque la letra con letra entra, y sale y vuelve a entrar como beso que no quiere que te calles.Porque entre todos los libros que he leído nunca he leído aquel entre cuyas letras desfallecieron de amor Paolo y Francesca. Para tirar la mano, esconder la piedra y mojar el pan en sangre ajena. Para que me llames y me ames. Para acabar con la propiedad privada de mis palabras. Porque si echas cuentas te sale a cuento y hasta te sobran dos quijotes y medio sancho. Y por los libros de los libros, mal o bien, pero amén.
Constantino Bértolo. Editor. Director de Caballo de Troya.
Artículo publicado en Público, el 29 de mayo de 2008.