jueves, 27 de agosto de 2015

Tu boca

Tu boca viene como de la selva.
Tu sangre
que corre por mis venas.
Un castigo,
la memoria de tus caderas.
El letargo
de tu cara en el espejo.
Tu luz
como un veneno de diseño.
La manera de pensarte en tu ausencia.
Las razones para odiarte si me dejas.
Los motivos de una o dos huidas breves.
Damien Rice gritando "qué coño quieres".

Un amor que lo es
porque nunca va a ser,
como ya fue todo.
El desconsuelo de no creer y no querer creer,
la libertad de equivocarse uno mismo.
Un andén cosido a navajazos en tu prosa,
esa noche en blanco y negro, bossa…

Tu ausencia
la que alivia y espina.
Tu espalda
que acabó en muerte súbita.
Un plato del revés contigo adentro.
Te regalo el hueco de mi abrazo.
Tu amor y mi amor
trabajando en las esquinas,
la espera de tu tren con retraso.
Siempre amé
esta vida hecha pedazos.

Un amor que ya fue
porque nunca va a ser, 
como ya fue todo.
El desconsuelo de no creer y no querer creer,
la libertad de equivocarse uno mismo.
Un andén cosido a navajazos en tu prosa,
esa noche en blanco y negro, bossa…

Tú boca, Paco Cifuentes

miércoles, 26 de agosto de 2015

Autoengaño

Te quiero añorar. Te quiero llorar. Te quiero olvidar. Te quiero fuera de mis recuerdos. Te quiero fuera de mi vida. Te quiero ver llorándome. Te quiero abrir heridas como antes quise cerrártelas. Te quiero ver escupiendo la pena. Te quiero con otra. Te quiero lejos.
¿A quién quiero engañar? Lo único cierto de todo esto es que te quiero.

martes, 25 de agosto de 2015

Abrazos


                Esta noche he tenido que taparme al dormir, me he tenido que abrigar al salir a la calle. Desde que te fuiste sólo ha habido frío y soledad en mí. Me falta tu cuerpo junto al mío, me falta tu calor.
                Recuerdo los largos abrazos en los que permanecíamos tan juntos que no sabíamos dónde acababas tú y dónde empezaba yo. Abrazos donde se mezclaban nuestros olores y volvía a casa aspirando tu aroma y sintiéndote aún cerca de mí. Arropaste mi invierno con tus abrazos.

    Pero te fuiste. Te fuiste y te llevaste todos tus abrazos. Me dejaste desprotegida, y, ahora, a 24 de Agosto, tengo frío.

jueves, 20 de agosto de 2015

Matemática de la carne

Fuimos a hacer el amor y parece que volvimos de la guerra.
Me sentí astronauta cuando me abriste la puerta,
perdido en tus lunares; diciendo adiós a la tierra.
Borrando en el felpudo el camino de migas, 
para que nadie siga el rumbo que entre ven tus piernas cuando caminas.
Punto a punto formando una línea, 
una recta entre tus curvas y mis indirectas, con puntería.
Volaron los minutos teniéndote cerca; 
ocultos, y jugando mudos, juntos, a ese "truco o prenda".
Con el lenguaje de las manos,
leyendo en braille cada surco de piel pero también tus labios.
Vivimos sin horarios lejos de calendarios, 
versos de pasión y no de aniversario.
Todo lo que no te dije, lo hice:
Cicatrices que aun recuerdo en sueños cuando despertamos vecindarios.


Mi más sentido bésame, bésame, besayuname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla.
Perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te hare el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto enamorados ojos de legañas,
pero no hay mejores brindis que los que hacen tus pestañas.
Estás en mi lista de sueños cumplidos, 
y en el de pecados compartidos.
Rompamos juntos la barrera del sonido 
cuando el gemido se coma el ruido.
Hagamos juntos todas las maldades. 
La dieta de los caníbales.
Soy de los que siempre creyó en las señales,
por eso pégame, muérdeme, déjame cardenales.


Y navegué en tu piel, 
un marinero sin carne poniéndome tu desnudez de abrigo.
Perdí el hilo, bailé el tango de tu tanga; 
y me pisaste con tus zapatos de tacón fino.
Te dije hazme lo que quieras y me hiciste a mí sin adjetivos, 
me pusiste a mi sentado y yo perdí el sentido.
Uní lunares como una línea de puntos
y así todos juntos conseguí formar siempre contigo.
Querías un sastre y una sonrisa medida,
cocida; pero para esa no hay cabida.
Con los ojos de lujuria, 
con lo caras que están las caricias; me hice tuyo.
Me diseño trajes de saliva y liga.
Ya pagué mi crimen. 
Le puse fin, ahora tú solo dime, dame, y gime.
Toma me y di que tú estarás ahí, que no me olvide. 
Por ti por mi, que haga hasta que te corras el carmín… pero no el rímel.


Bésame, bésame, besayuname;
Ayúdame a deshacer la cama.
Te comería a versos pero me tragaría mis palabras,
por eso mejor dejarnos sin habla;
perdí el sentido del amor pero no del sarcasmo,
así que te hare el humor hasta llegar al orgasmo.
Que he visto rejuntarse el hambre con las ganas,
pero no hay mejor skyline que verte tumbada.
Cada vez que quedo con ella 
parece que unas voces nos dicen “silencio, se rueda”..
y cuando llega la escena del beso 
pongo cara fea para repetir hasta la toma buena.
Reina del exceso, siempre fui un experto en coger el amor por donde quema.
Mi desmesura, con mano dura, 
ganas de locura y de acercar posturas
encima de una noche a tu cintura.
Cuerpo a cuerpo; viaje espacial, vuelo directo
sin pagar tasas de aeropuerto ni aduanas. 
Si más parad en el trayecto que pararnos 
para hacer escala entre tu desnudez y tu pijama.
Sentados como dos gatos sobre tejados de zinc,
escurriendo botellas de champan ‘chin-chin’ 
en una noche de San Juan que parecía abril; climax. 
Final Feliz


Matemática de la carne, Rayden

Cuando me miras

Adoro que me hables. Adoro el sonido de tu voz pero sobre todo adoro que me mires. Cuando me miras siento que soy especial para ti. Que soy la única persona que te importa.

Es una ilusión momentánea, infantil y estúpida pero es lo único a lo que puedo aspirar.