miércoles, 22 de junio de 2011

No hay nadie

Nunca creí aquello de que los trenes pasan sólo una vez. Hasta hoy. Hoy he visto como la persona, que durante tanto tiempo estuvo esperandome en la estación, se ha marchado. Se ha marchado por mi culpa. He sido yo quien le ha hecho tomar el tren. Quien le dijo al maquinista que lo alejara para siempre y que no le dejara mirar atrás. Lo peor es que sabía que el tren partiría y creí que no me iba a afectar. Que no me dolería despedirme de él, que no me iba a asustar tanto el haberlo visto marchar. Pero ahora siento que he perdido aquello que quería pero que no me atreví a querer. Ahora siento el dolor de perder a un amor. Mi estación ya está cerrada. No hay nadie esperando en la estación.