miércoles, 22 de julio de 2015

35

Y te leo, a escondidas.
Y te pienso, te repienso.
Le doy trescientas doce vueltas a cómo fuimos tanto y hoy ya no hay nosotros. En cómo tiramos la toalla cuando justo acaba la preparación y comenzaba el combate. En cómo decidiste coger una calle y no miraste para atrás para comprobar si yo te seguía o me había perdido. En cómo nos apagamos cuando era el momento de echar más leña al fuego.
Y así, sin querer, nos gritamos todos los silencios a la cara.
Y un día, ya no estabas, ya no estaba yo, ya no había un nosotros.
Y entonces sí que hubo silencio. Silencio y cientos de palabras para romperlo. Todas por escrito, mil cartas que nunca te enviaré, cien mensajes que nunca recibirás, diez llamadas de socorro que nunca sonarán, un "vuelve" que sólo fui capaz de pronunciar bajito, tan bajito que ni siquiera yo lo escuché.
Quiero pensar que a ti te pasó lo mismo.
Que no supiste dormir las primeras noches sin mí. Que tenías que forzar las sonrisas al decir "buenos días" a los desconocidos. Que tuviste que reaprender a secarte el pelo porque no estaba yo con el secador esperando a que salieras de la ducha.
Quizás no. Quizás fue como quitarte un peso de encima.
Ya da igual.
Ya se me ha roto el secador del pelo y no me he comprado otro por si te daba por volver.

Carlos Miguel Cortés, Intranerso

Fran fernandez y Turistaentupelo

No hay comentarios: