¿Existe algo que no esté conectado con ella, que no me la recuerde? No puedo bajar la vista al suelo sin que sus rasgos se dibujen en las losetas. En cada nube, en cada árbol, cuando aspiro el aire nocturno, percibo su reflejo en cada objeto, y de dia, ¡su imagen me rodea! La cara más normal, de hombre o de mujer, mis propios rasgos, se burlan de mí por el parecido. ¡El mundo entero es una estremecedora colección de testimonio de que ella existió y la he perdido!
Bueno hoy toca un pequeño fragmento de Cumbres borrascosas. Me he sumergido en la lectura de esta obra y este fragmento me ha llamado la atención. Quiza sea porque coincido con los sentimientos del personaje. Porque la silueta de la persona amada nos persigue durante todo el día y no nos deja vivir. Vivimos pensando en ella, pero como ya dije ayer al saber que la hemos perdido, que ya nunca mas la tendremos entre nuestro brazos. Es entonces cuando su imagen nos persigue con mas intensidad, con mas fuerza. Nos sucede como al personaje del fragmento, la vemos en todas partes, hasta en las losetas del suelo, al mirar a la gente, incluso nuestro propio reflejo en el espejo se va tornando con sus facciones hasta ver como el que se refleja en el espejo ya no eres tu sino la otra persona. Es entonces cuando decides que seguir pensando en ella es una perdida de tiempo y que mereces ser feliz con otra persona. Pero ahi es cuando llega lo peor. Estas con otra persona que lo da todo por ti pero tu lo unico que haces es pensar en aquella que dejaste atras, comparar la vida que te da esta nueva persona con aquella que salio mal. Entonces, ¿qué hacer?
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